Pedro Vizcay/DIARIO DE LEÓN
Los resultados obtenidos hasta la fecha, casi al final de la campaña, confirman el desastre en la temporada de liebres. La mayoría de cuadrillas no consiguen colgar alguna rabona desde que comenzó la temporada de caza. En la zona de oteros no está en peligro de extinción, está extinguida. Cotos que venían cazando entre doscientas y trescientas liebres por temporada, como no han cazado ninguna. Y lo mismo sucede en perros de persecución, donde casi todos los acotados han optado por cerrar.
En la Península Ibérica hay tres especies de liebres: la liebre de piornal, la liebre europea y la liebre ibérica. De estas tres especies la más extendida y abundante en España es la liebre ibérica, un endemismo peninsular que podemos localizar en Andalucía, ambas Castillas, Extremadura, Levante y algunas zonas de Galicia y de la Cordillera Cantábrica, pero no está presente en el oeste de Galicia, ni en el occidente de Asturias, ésta es precisamente la mas amenazada en Tierra de Campos.
La liebre de piornal, de tamaño mayor, tiene un área de distribución muy restringida, en ambientes montanos, en alturas superiores a los 1.000 metros, de tal modo que sólo está presente en la Cordillera Cantábrica y montes de León, siendo Asturias y León los territorios que cuentan con una población más abundante de liebre de piornal.
La liebre para el galgo
En las zonas llanas de secano se sigue practicando la caza con galgo, un deporte realmente emocionante. En algunos acotados se reservan zonas específicamente para los perros de persecución. «La liebre para el galgo» es la tradición de la campiña cerealista. En esta temporada este tipo de caza tiene una notable dificultad, ya que no hay liebres. La última nevada, pese a que en el sur fue menos intensa, a la vez que ha terminado con los pocos topillos que quedaban permitió calibrar la magnitud del problema, pues no se vieron apenas huellas de liebre, y eso que una sola rabona patea cientos de hectáreas.
Cuando comienza a helar las rabonas suelen aproximarse a las zonas húmedas, regueros y juncos. «En enero busca la liebre en el reguero» dice el refranero popular. El auténtico aficionado a la caza menor busca la perdiz y, si se arranca, tira a las liebres. Un cazador inexperto puede pasar a escasos metros sin percatarse, mientras que hay «veteranos» que las ven en la cama.
Ahora los cazadores en general y los galgueros en particular se preguntan qué se puede hacer para recuperar esta especie cinegética de vital importancia. El PSOE de Castilla y León acaba de presentar una proposición no de Ley para repoblar de liebres la Comunidad, pero el texto, además de buenas intenciones, refleja errores de bulto.
La capacidad reproductiva del roedor es sensiblemente inferior a la de otras especies como el conejo de monte e incluso la perdiz. El posible que en cautividad pueda dar tres camadas al año, pero no en libertad salvo en años excepcionales de climatología y alimentación. Tampoco es verdad que críe ocho lebratos, dos o tres a lo sumo cuando no se malogran por los depredadores. Con dos partos al año y un promedio de dos lebratos, podrían pasar varios años para que se recuperase siquiera parcialmente. Además el principal problema es que no hay reproductores.
Las repoblaciones mal dirigidas o mal controladas pueden dar al traste con la especie. Tampoco en estos momentos existen centros de cría con garantías genéticas suficientes. Pero algo habrá que hacer para que la veloz rabona, tan grácil y ligera, no desaparezca definitivamente de nuestros campos.
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